Rebelión en RED

Se han contactado, se han puesto de acuerdo y se han movilizado. Han movilizado amigos. Han convencido a seguidores. Han salido a la calle y han protestado. Están hartos.
Han elegido la segunda semana de campaña electoral. Han coincidido con el día de Internet. Han coreado lemas contra las actitudes cerradas, endogámicas y antidemocráticas de los partidos políticos. Y, lemas antisistema...
Protestan por todo. Lo quieren todo. Quieren una democracia efectiva y limpia. Quieren futuro y esperanza. Tienen razones de fondo y también contradicciones.  La  rebelión en Red, española y a lo Orwell, sigue acampada por las plazas públicas de España, con el único propósito de  dejar en evidencia a la clase política del Psoe y del PP.
Dentro de ella, hay de todo, como en botica; hay quien está animado por buenas intenciones y hay quien aprovecha el caldo de cultivo social, por idealismo o pesimismo, con actitudes antidemocráticas e incívicas.
Se acumulan las preguntas, reitero, y se pretende dar respuestas con las orejeras ideológicas puestas, a izquierda y derecha: ¿Quién y dónde está la mano que mece la cuna...?
Mientras, el poder establecido y acomodado toma nota. Porque sabe que los animales de la granja de los Jones se sublevaron contra sus dueños, estos humanos, y los vencieron.
Algunos, saben también que la Rebelión en la Granja de Orwell fracasó, por lo de siempre. Por  rivalidades, envidias y protagonismos, entre los animales.  Por la traicion, la manipulación y el pacto con el enemigo. Por debilidades muy humanas, muy políticas y... ¡muy españolas!
Me ha parecido que la crónica de Rebelión en la Granja es trasladable a la crónica de una movilización ciudadana, sin orden ni concierto, pero con una misma idea y sentimiento: ¡Están hartos!
Podríamos decir que las redes sociales de hoy son como la granja de Orwell y que la movilización en red es capaz de levantar del ordenador al mismo tiempo, a idealistas y camorristas; juntos por un interés común, contra  la corrupción del poder y el totalitarismo, y la mentira...
Ahora bien,  ¿ocurrirá como en la Granja de Orwell?